jueves, 28 de marzo de 2013

Los otros alemanes

                                                               Angelo Prey©. Sur de Alemania

Todos no son iguales. Por si alguien había malinterpretado la entrada anterior, sirva este homenaje a los otros alemanes, personas maravillosas, creadores cuyas obras nos hacen elevarnos hasta alturas ilimitadas, nos hacen penetrar en esas regiones a las que no tendríamos acceso sin su ayuda.

J.S. Bach, Beethoven, Brahms, Paul Celan, W. Furtwängler, Werner Herzog, Amsel Kiefer, W.G. Sebald, Robert Schumann, Richard Strauss, Fred Uhlman..., por citar algunos de los más grandes. 

El mundo sería muy distinto, bastante peor, si no hubieran existido. Y todos ellos son alemanes. Alemania ha dado algunos de los seres humanos más maravillosos y, a la vez, la basura más deleznable del planeta. Así son las cosas. España sabe bien de esos contrastes extremos: pensemos en Federico García Lorca y sus cobardes asesinos.

Aquí la tierra está llena de huesos tirados en las cunetas, en pozos, al borde del camino. En Alemania los amontonaban metódicamente después de sacarlos de los hornos, si es que quedaba algo. Todos ellos asesinados por el mismo tipo de psicópatas. Unos lucían la cruz gamada, los otros el yugo y las flechas.

lunes, 25 de marzo de 2013

Resumen: El IV Reich avanza por las estepas europeas

                                                           Angelo Prey ©: Collage


Adolfa Merkel hace punto en Baviera mientras despeluchan a los chipriotas, después de haber dejado secos a los áticos, acorralado a los esquimales islandeses y puesto a sus viejos aliados los franquistas a la altura del betún. No hay freno posible después de que el atávico resentimiento teutón se ha puesto en marcha (no se molesten en releer a Jung, sólo encontrarán justificaciones, mejor poner La caída de los dioses de Visconti o repasar los Cuatro jinetes del Apocalipsis de Vicente Blasco Ibáñez).
El IV Reich ha lanzado sus tropas, una vez más, sobre la indefensa Europa. Ahora no necesita Panzers ni Stukas, le es suficiente con apretar el gañote a los estupidizados acreedores con los que ha estado jugando al ratón y al gato, vendiéndoles a crédito toda la chatarra de alta tecnología que fabrican sus altos hornos; por cierto, contaminando a lo bestia el continente entero.
Los eunucos politicastros que nos gobiernan de norte a sur y de oeste a este acuden solícitos a Bruselas (el bunker sigue en Berlín, pero los palafraneros, una vez más, están en las tierras bajas), a lamerle la higa a la Adolfa, mientras la dama de hierro, como nuevo kaiser con faja de cuero y látigo de siete colas, se regodea ante los payasos encorbatados que la cortejan.
Los pocos rojos que quedan, o al menos eso dicen, en lugar de acomodarse en las salas del museo, donde ir a verles con los niños en edad escolar un domingo lluvioso, hacen el ridículo más espantoso llevando los orinales donde mea la Adolfa, mientras se tira un cuesco con inequívoco olor a chucrut.



VIEJO TIGRE

Por muy amplia que sea la ira
jamás alcanzará
el juicioso freno de la opereta
esa distancia anestésica de sombras numeradas.

Infiernos de poca monta
el zumo democrático
permite tragar sin mayores problemas
cápsulas venenosas
del tamaño de un sol.

La simiente nazi
aparece diluida en los baños de espuma
ahora que los fértiles
campos de autosatisfacción
proporcionan sueños seniles
a muy buen precio.


                 Dr. Robes: La tribu en el jardín